Según las reglas de etiqueta, las presentaciones se hacen de la persona de menor jerarquía a las de mayor jerarquía. Por eso los menores son presentados a los mayores, los hombres a las mujeres y los empleados a los jefes. Al momento de saludar, primero lo hace la persona de mayor jerarquía, así, los mayores saludan a los menores, las mujeres a los hombres y los jefes a los empleados. Pero por supuesto, estamos en una época en la que saber las reglas de etiqueta es inútil, porque ya no se acostumbra seguir dichas reglas. ¡Tan fáciles que nos hacían las cosas! Pero en fin.
Un día iba yo caminando con otras dos personas. No importan sus nombres ahora, así que a una le llamaré Flora, y a la otra Fauna. Sucedió que Flora se encontró con un grupo de amigas que pasaban por la biblioteca que visitábamos y se detuvo a charlar con ellas. Mientras ella platicaba con sus amigas, Fauna y yo nos quedamos apartados del grupo, pues no fuimos presentados ni requeridos, ¡qué falta de educación! Comencé a pensar que en estas cosas de la etiqueta, la gente toma un lugar. Si Flora me hubiera presentado con sus amigas, pudo haber dicho algo como «él es Antonio, amigo de la infancia», o «compañero de la escuela», o «lo que sea». Y entonces, puesto que yo soy hombre y el resto eran mujeress, me hubieran saludado con un «mucho gusto, Antonio», y luego iniciar una conversación con algo como «Y, ¿desde cuándo se conocen?» o «¿cómo empezaron a hablarse?» o «¿cómo que lo que sea?».
Pero, como no nos presentaron, Fauna y yo no supimos qué hacer respecto a las amigas de Flora. Uno no sabe si llegar y presentarse uno mismo, lo cual resultaría bastante soberbio (¿en serio crees que quieren conocerte?), o quedarse apartado, lo cual resultaría más bien humilde... o también bastante soberbio (¿por qué tus amigos no se acercan, eh? ¿les caimos mal?). Comencé a preguntarme qué hacía ahí, extraviado, con una persona casi extraña a mi lado (apenas conozco a Fauna) y una amiga charlando con sus amigas, de quienes yo no sé nada. Me pregunté si sus amigas pensarían en Fauna y en mí, si nos habrían notado. No, ella no dijo «él es Antonio, mi amigo», quizá sólo sea su acompañante, el sujeto a quien conoció en la escuela y que se le pegó para ir a la biblioteca por un libro. ¿Qué era yo para las amigas de Flora?
Estos pensamientos pasaban por mi mente cuando una chica llegó y se unió al grupo de amigas. Pude notar que se dió cuenta de que Fauna y yo conocíamos a alguna de las personas a quienes saludó. Se nos acercó. Buscó la mirada extraviada de Fauna, pero no la encontró. Buscó mi mirada y no le tomó mucho tiempo encontrarla. Una extraña combinación se formó en su cara (una sonrisa alegre y una mirada nerviosa, como angustiada). Con su voz amable me dijo «no sé quién eres». «No te preocupes», contesté, «yo tampoco sé quién soy».
Regla No. 1
Presenta a quienes te acompañan
a tus dos opciones... cabría una tercera?? "qué bueno que no me hablan, porque si lo hacen, tendría que saludarles cada vez que las tope"
ReplyDeleteComo cuando yo me encuentro a Eleonora y la tengo que saludar...
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