Cambio de planes

Últimamente, no todo ha salido bien. La verdad es que no me gusta hacer planes, pero a veces es inevitable hacerlos como inevitable es que salgan mal. Que se cancelen las reuniones, por ejemplo, es muy común. Según yo, no debería pasar. Si haces un compromiso no tienes porqué cancelarlo de última hora. Pero ni modo, poca gente se compromete en estos tiempos. El celular y el facebook son armas de dos filos. Te acercan a la gente, pero también les facilita cancelarte justo antes de la cita.

Cuando pasa eso, me salgo a caminar. Me subo al metro y voy al centro, o a cualquier otro lugar. Algunas veces me gusta visitar las cafeterías o las tiendas de antigüedades que ya conozco, otras veces me gusta salir a explorar sólo para ver si encuentro algo nuevo que me agrade. Así he conocido bastantes lugares interesantes y otros no tanto. Quizá si no fuera tímido ya hubiera hecho bastantes amigos, pero no. Sólo he conocido a un par de vagos.

En fin, es mejor tomar bien las cosas y no enojarse. Aunque tampoco hay que ser tan ingenuos. Si a uno lo cancelan muchas veces, hay que entender. Total, siempre hay muchas cosas por hacer, lugares por conocer y todo eso. Lo peor que se puede hacer cuando los planes no salen bien es frustrarse y lloriquear. Con tantas posibilidades en esta vida, cancelar un plan deja libertad suficiente para hacer nuevos e interesantes planes o para, simplemente, dejarse llevar.


Regla No. 8
Usa los cambios de planes a tu favor.



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