El bendito metro

Todos los días viajo en el metro para ir a la escuela, pero no todos los días son iguales. Por fortuna, hay veces en las que un acontecimiento desvanece el aburrimiento y la monotonía. En esta semana especialmente pasaron  dos cosas que me hicieron los viajes en metro bastante interesantes.

Pues bien, un día un sujeto se gastó más de treinta pesos en un transcurso de cinco estaciones. Compró un disco de rancheras, un cutter, unas cucharitas de madera y unas obleas. La verdad es que me sorprendió.se me hizo simpático ver al señor bien feliz, viendo qué canciones tenía su disco mientras disfrutaba sus ricas obleas. Pero a una señora no le pareció bien. O eso creo por la manera tan fea en que lo miraba.

 Pero lo mejor fue una señora que gritaba una canción a todo volumen y muy desafinadamente. Recorrió el vagón de ida y vuelta. Sin pronunciar palabra alguna, caminó un poco estirando la mano y, como nadie le dio nada, dijo: "Por eso el pinche país está como está. Por eso lo orillan a uno a robar y a hacer cosas malas. No es justo, yo partiéndome la madre cantando y ni un peso me dan. Que un peso no sirve para nada, pero se ve la buena voluntad, pero ustedes no la conocen. Por eso les va como les va. Ojalá Dios les dé lo que ustedes me están dando cuando más lo necesiten".




Regla No. 13

No te metas en problemas por dinero.

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