Hace poco fui a una boda. Ya saben, de esos eventos que se supone son felices. Y no es que sea un amargado, a mí me gusta mucho ir a bodas y todos esos eventos sociales en los que hay baile y vino. Pero para mi sorpresa esta boda era difierente en el peor de los sentidos. El novio tenía dieciocho años, la novia diecisiete y sí, tenía también unos cuantos meses de embarazo. Creo que es de esas cosas que lamentablemente pasan tan seguido que ya no nos sorprende.
Yo había visto a los novios algunas veces. Ella es prima de una de mis primas, pero no es mi prima. El chiste es que coincidíamos en algunas fiestas familiares. Pero nunca tuve la oportunidad de platicar con ella porque siempre estaba algo ocupada con su galán. Me ahorraré mis comentarios al respecto... o mejor no, porque algo tengo que escribir en este espacio.
En lo personal, me sorprende ver este tipo de situaciones. En especial cuando los involucrados ya terminaron la secundaria. ¡Tiene años que se da eduación sexual desde la primaria! ¿Por qué sucede este tipo de cosas aún? La respuesta no es fácil. Según mis investigaciones (y una que otra charla con un profesor que, aparte de ser filósofo es psicoanalista) esto se da porque los jóvenes tenemos problemas con la autoridad. Pero no me refiero a la rebeldía común de la adolescencia, sino a algo más. No creemos nada de lo que nos dicen los profesores, ni los padres, ni nadie. Confiamos más en nuestros escasos conocimientos que en los sabios adultos.
Por una parte está bien la rebeldía de la juventud. Ayuda a construir una forma propia de pensar. Sin embargo, parece que muchos de los jóvenes de ahora no construyen una forma de pensar con la rebeldía, sino que se evitan el problema de pensar cualquier cosa. Se convierten en personas irreflexivas que no aprenden de lo que observan a su alrededor. Por eso es muy común que un grupo de amigas se embarace a temprana edad, en vez de que se embarace sólo una y las demás se pongan listas para que a ellas no les pase igual. En fin, mejor aquí me despido. ¡Saludos!
Regla No. 15
Puedes aprender de tus errores, pero también de los errores de los demás se aprende.
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