Si han leído las entradas de este blog, sabrán que viajo mucho en el metro y que varias cosas curiosas que ahí he visto me han inspirado para escribir. Pues bien, ahora fue en el metrobús, una especie de tren-autobús que cuenta con sus respectivas estaciones, igual que el metro, pero que parece más bien un autobús. Hace un par de días tuve que usarlo y me di cuenta de algo que me sorprendió: cada vez hay menos caballeros, pero también menos damas, es decir, menos personas educadas y consideradas con el resto.
No sé a qué se deba y hasta hace unos días no me había detenido a pensar con atención en este asunto, pero es verdad: no es una cuestión de damas contra caballeros, sino que a veces entre hombres no hay caballerosidad, ni entre mujeres se tratan con "damallerosidad", por llamarle de alguna manera. Al vagón para mujeres del metrobús, subió una joven con un bebé. Ella debía tener entre 18 y 20 años, o 25 y mucho dinero para cremas rejuvenecedoras. No lo sé, pero ninguna de las mujeres que iban sentadas le cedió su asiento. Tampoco se lo cedieron a una anciana que llevaba un brazo vendado y apenas podía agarrarse de los tubos para no caer.
A las mujeres que no cedieron su asiento las pude dividir en dos grandes categorías. La primera era la categoría de las mujeres con un largo recorrido en la vida. Quizá en ellas sea comprensible su poco deseo de ceder el asiento, pues la edad es una carga pesada que pocas veces puede llevarse de pie en el metrobús. La otra categoría era la de adolescentes y adultas jóvenes. Personas que iban escuchando música en su celular, revisando su Facebook o simplemente iban disfrutando el paisaje. En resumen, era la categoría de mujeres a las que nada les costaba cederle el asiento a una joven con un bebé en brazos o a una anciana con el brazo vendado.
Me pregunté cuántas de aquellas mujeres que miraban indolentes a la joven con el bebé y a la anciana del brazo vendado se habrían quejado de la falta de caballerosidad, de que los valores se están perdiendo y cosas por el estilo. ¿No es contradictorio quejarse de que una parte de la población no tiene eso que llamamos educación, pero no mostrar educación cuando alguna situación lo requiere? Yo creo que sí, pero precisamente el hecho de que haya poca gente con educación es lo que hace de la caballeosidad y de la "damallerosidad" virtudes tan valoradas. Entre más difícil es de encontrar algo, más se aprecia.
Me pregunté cuántas de aquellas mujeres que miraban indolentes a la joven con el bebé y a la anciana del brazo vendado se habrían quejado de la falta de caballerosidad, de que los valores se están perdiendo y cosas por el estilo. ¿No es contradictorio quejarse de que una parte de la población no tiene eso que llamamos educación, pero no mostrar educación cuando alguna situación lo requiere? Yo creo que sí, pero precisamente el hecho de que haya poca gente con educación es lo que hace de la caballeosidad y de la "damallerosidad" virtudes tan valoradas. Entre más difícil es de encontrar algo, más se aprecia.
Regla No. 20
Considera las necesidades de otras personas.
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