Todos hemos visto el amanecer alguna vez en la vida. Y si hay quienes no lo han hecho, deberían hacerlo. El azul pálido del cielo y los primeros rayos del Sol golpeando las nubes pueden llenar nuestras almas de esperanza para el día que comienza. Algunas veces, la luna nos recuerda que debemos tomar en cuenta lo que ya ha pasado: la oscura noche que se pierde en el tiempo. Muchos amaneceres han sido recreados por los pintores por esto: porque vale la pena observarlos.
A veces vamos por la vida ocupando nuestra mente en las cosas que tenemos que hacer y esto nos distrae de lo que nos rodea. Como aquel día que íbamos en el carro mi madre, uno de mis primos y yo. Esa mañana tuve que despertar muy temprano, aunque la noche anterior me dormí muy tarde. Mi cuerpo estaba en el carro, pero yo deseaba que estuviera aún en mi cama, sintiendo el cálido abrazo de mis cobijas.
A veces vamos por la vida ocupando nuestra mente en las cosas que tenemos que hacer y esto nos distrae de lo que nos rodea. Como aquel día que íbamos en el carro mi madre, uno de mis primos y yo. Esa mañana tuve que despertar muy temprano, aunque la noche anterior me dormí muy tarde. Mi cuerpo estaba en el carro, pero yo deseaba que estuviera aún en mi cama, sintiendo el cálido abrazo de mis cobijas.
De pronto, la luz roja del semáforo nos obligó a detenernos en una calle cerca de casa aún, mi primo dijo: "mira, la estrella". Mi madre y yo voleamos a ver el cielo. Ambos quedamos sorprendidos por la belleza del amanecer que de otra manera no habríamos contemplado. Vimos el azul pálido del cielo y los primeros rayos del Sol golpeando las nubes. A un lado se veía la luna, que nos recordó que debemos tomar en cuenta lo que ya ha pasado. Era un amanecer digno de ser plasmado en un lienzo por el más virtuoso de los pintores. Pero en el cielo no había ninguna estrella que pudiéramos ver mi madre y yo.
Después de algunos segundos de mirar al cielo, mi madre preguntó "¿cuál estrella?", a lo que mi primo respondió "ahí, en la esquina. Es la de negro". Del cielo bajamos la mirada hacia la esquina que mi primo señalaba. En efecto, ahí estaba vestida de negro Estrella, una amiga de la infancia. Sí, mi primo es de esas personas que anteponen los artículos "el" o "la" antes de un nombre propio. Mi madre y yo reímos. Algunas veces las personas quieren mostrarte algo terrenal y tú volteas a ver el cielo. Así es la vida.
Regla No. 25
Mantén los pies en el suelo y la mirada en el cielo.
Regla No. 25
Mantén los pies en el suelo y la mirada en el cielo.