Altas expectativas

Anoche mi teléfono móvil falló. Recibí una llamada que no pude contestar porque la pantalla simplemente se apagó. El teléfono siguió sonando y vibrando, pero yo no podía contestar. Conecté los audífonos para contestar usando el manos libres, pero tampoco funcionó. El móvil sonaba y sonaba, pero yo no podía contestar. Decidí salir a la calle y llamar desde un teléfono público para avisar a quien me buscaba de mi desafortunada situación y de la frustración que me causaba. Un par de horas después llegó mi madre a casa. Le pedí su aparato e intercambié las tarjetas SIM, para poder hacer llamadas y contestar mensajes. Hace apenas unos momentos mi móvil se quedó sin batería y al recargarlo volvió a funcionar.

No se supone que esas cosas pasen. Siempre esperamos que los teléfonos móviles sirvan, pero no que un día, repentinamente, se les apague la pantalla y no puedan ser usados. Y así pasa con muchas cosas en la vida. Séneca dijo en su muy célebre libro titulado "Sobre la ira" que nuestra frustración tiene raíz en el optimismo. Esperamos que siempre todo vaya muy bien, por eso nos frustramos cuando algo sale mal. Gritamos si no encontramos nuestras llaves, maldecimos si encontramos demasiado tráfico en las avenidas. Estas cosas nos molestan porque creemos que vivimos en un mundo en el que las llaves no se pierden y en el que las avenidas están mágicamente dispuestas para que nosotros podamos transitar por ahí a toda velocidad cuando lo necesitamos.

Pero no es así. A veces las cosas salen mal, aunque nosotros presuponemos que nada debería ir mal. Son nuestras expectativas lo que define qué nos puede hacer enojar. Pero no quiero que se pongan tristes, amiguitos. Nada de eso. Si piensan que esto quiere decir que deberíamos bajar nuestras expectativas y resignarnos a que todo salga mal, no tendrían razón. Como tampoco la tendrían si piensan que deberíamos ser absolutamente pesimistas. No se trata de eso.

Yo creo que quizá un poco de pesimismo está bien, pero no de una manera deprimente. Pienso que un poco de pesimismo puede hacernos pensar en aquello que podría salir mal y esto nos ayudaría a estar prevenidos. Éste es el mensaje de la famosísima Ley de Murphy: "Si algo puede salir mal, saldrá mal". Por eso sugiero que le den mantenimiento a sus teléfonos móviles, en especial si últimamente han tenido varios problemas. También sugiero que tengan un lugar específico para poner sus llaves y que salgan más temprano para que no se atoren en el desquiciado tráfico. Si tienen más sugerencias, por favor díganmelas. No quiero ir desprevenido por la vida.


Regla No. 27

Toma tus precauciones.