Ayer fue mi cumpleaños. El tiempo pasa y pasa. Cada vez estoy más lejos del día de mi nacimiento y más cerca del día de mi muerte. Es raro, muy raro saber que uno va a morir. Recuerdo que la primera vez que me di cuenta de esto fue por una canción que el compositor le dedicó a su madre, quien había muerto. Fue bastante impactante y, la verdad, pensar en eso aún me impacta.
Creo que, como dijo Albert Camus, el gran problema de la filosofía es el del sentido de la vida. Quizá nunca se llegue a tener una solución. Y quizá todos los que piensan (o pensamos) que la vida no tiene sentido seguirán (o seguiremos) actuando como si creyéramos que de hecho lo tiene. Nos fijamos bien antes de cruzar la calle, nos resguardamos del frío, tomamos agua, comemos, en fin. Hacemos todo para sobrevivir y también para vivir un poco mejor, como si fuéramos inmortales.
Hay varios estudios académicos en los que se demuestra que cuando una persona recuerda que es mortal se aferra más a sus convicciones, sean estas las que sean. La gente defiende su punto de vista más apasionadamente cuando unos minutos antes alguien le recordó que un día se va a morir. La muerte nos enoja y nos hace apegarnos a algo que creemos eterno: una religión, una verdad, un pueblo.
Yo por mi parte no profeso ninguna religión, no estoy seguro de conocer ninguna verdad y tampoco soy muy patriota que digamos. La muerte me impacta, y a veces me pone triste el hecho de que un día moriré, pero en vez de aferrarme a cosas, me aferro al placer. Recordar que soy mortal me hace disfrutar más intensamente de lo poco o mucho que esta vida pueda ofrecerme. Y créanme, ha sido mucho.
Y aunque es triste el hecho de que todos tengamos que morir algún día, no podemos cambiarlo, aunque sí podemos cambiar nuestra forma de ver la muerte. Quizá no sea tan malo. La escritora Susan Ertz dijo "hay millones de personas anhelan la inmortalidad que no saben qué hacer con ellos mismos en una tarde lluviosa de domingo". Quizá tiene razón, quizá la vida eterna en el mundo tal como está ahora sería aburrida y desesperante. A veces la vida lo es. Quizá la vida es como un cigarrillo que está hecho sólo para consumirse poco a poco mientras su esencia se desvanece en el aire y al final sólo quedan cenizas. Ya lo dijo el gran Cioran: "quien no vea la muerte color de rosa padece daltonismo del corazón". Salud.
Y aunque es triste el hecho de que todos tengamos que morir algún día, no podemos cambiarlo, aunque sí podemos cambiar nuestra forma de ver la muerte. Quizá no sea tan malo. La escritora Susan Ertz dijo "hay millones de personas anhelan la inmortalidad que no saben qué hacer con ellos mismos en una tarde lluviosa de domingo". Quizá tiene razón, quizá la vida eterna en el mundo tal como está ahora sería aburrida y desesperante. A veces la vida lo es. Quizá la vida es como un cigarrillo que está hecho sólo para consumirse poco a poco mientras su esencia se desvanece en el aire y al final sólo quedan cenizas. Ya lo dijo el gran Cioran: "quien no vea la muerte color de rosa padece daltonismo del corazón". Salud.
Regla No. 26
La vida es buena, aunque no sea eterna.
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