Estas fechas decembrinas suelen estar asociadas a la alegría, a la fraternidad, a la paz espiritual y a platillos deliciosos que no se comen todos los días. Algunas familias suelen organizar reuniones multitudinarias e intercambios de regalos, y todo esto genera un ambiente lleno de alegría. Sin embargo, ésta época no necesariamente es la más alegre para todo el mundo. Hay quienes no se sienten de la misma manera por diversas razones. Empecemos por mencionar que esas reuniones multitudinarias requieren organización y trabajo de algunos miembros de la familia que, aunque hagan todo eso con amor, se cansan, se estresan y puede que no la pasen tan bien con toda esa carga de trabajo. Por supuesto están quienes no pueden elegir y deben asistir a la reunión familiar en contra de su voluntad. Además, obviamente hay personas que tienen una religión no cristiana y personas que no tienen religión alguna, así que no celebran la Navidad. Para estas personas la Navidad es sólo un día más. Pero tengo en mente otras causas por las que estas fechas pueden no ser tan agradables para personas que, por religión o por tradición cultural, celebran la Navidad.
He visto algo de información sobre la depresión blanca, también conocida como depresión estacional o navideña. Algunas personas no sólo no la pasan tan bien en estas fechas, sino que incluso sufren por diferentes razones. Hay quienes pasan por un duelo, por ejemplo, y viven por primera vez estas fechas sin uno de sus seres queridos. Hay quienes, en años anteriores, perdieron a un familiar cerca de estas fechas y todo el ambiente que se genera les trae recuerdos que provocan nostalgia y tristeza. Y no sólo ese tipo de asociaciones causan malestar en estas épocas.
Una de las tradiciones de Año Nuevo es hacer una serie de propósitos o deseos. Algunos son muy comunes y repetitivos. Por ejemplo, la empresa Kantar hizo un estudio sobre los propósitos de año nuevo para este 2023. En México, las personas quieren ahorrar, hacer ejercicio, generar más ingresos, tener una mejor alimentación, estresarse menos, estar más tranquilas y relajadas, y buscar un nuevo trabajo o mejorar sus condiciones laborales. Ah, y por supuesto, encontrar el amor. Sin embargo, en el sitio de esta misma empresa pueden leerse artículos con títulos como «las familias mexicanas están pagando 18% más que hace dos años» y «casi un tercio de los mexicanos considera que la economía del país terminará peor que en 2021». Así que ahorrar quizá sea posible, pero no tan fácil. Otro artículo de Kantar se titula así: «Tacos al pastor es lo que más se pide a domicilio durante estas fechas decembrina. Las hamburguesas, pizza de tres quesos y tacos de canasta impulsan el crecimiento de entrega a domicilio». Lograr tener una alimentación más saludable, quizá también sea un propósito difícil de cumplir, puesto que implica cambiar hábitos de alimentación muy arraigados que hemos mantenido durante de mucho tiempo. Y si tu familia, tus colegas del trabajo o de la escuela te facilitan gastar de más y comer cosas no muy saludables, pues, cumplir esos propósitos se te dificultará aún más. Y eso de encontrar el amor, bueno, creo que muchas ideas y expectativas que se tienen sobre las relaciones amorosas hacen aún más difícil construir buenas relaciones. Me han dicho. Y esta es otra fuente de malestar: pensar que, aunque nos hagamos propósitos para este año, no lograremos cumplirlos. Y la gota que derrama el vaso tal vez sea darse cuenta de que se terminó este año y no cumplimos los propósitos que nos hicimos.
En fin, todas estas cosas pueden oscurecer esta época para algunas personas. Y aunque me gustaría tener una solución para todas ellas, no la tengo. En el mundo seguirán el estrés, los recuerdos dolorosos, el arrepentimiento, la frustración, el pesimismo y demás. Pero yo me hice un propósito respecto a mis demás propósitos, que creo que puedo cumplir: vivir el año un día a la vez. Es verdad que no cumplí mis propósitos del año pasado. Y si me lo preguntan, claro que este año me gustaría lograr ciertas cosas. Pero no quiero dejarme llevar por el arrepentimiento, por esos pensamientos que a veces invaden mi mente y me dicen «hubieras hecho esto, debiste hacer aquello». Tampoco quiero dejarme llevar por el miedo ante la incertidumbre preguntándome «¿y si no lo logro, y si todo sale mal?», ni creando en mi mente escenarios imaginarios de todas las catástrofes que podría desencadenar el más mínimo error que yo pueda cometer.
Otro de mis filósofos favoritos, Epicteto, dijo «Si quieres ser lector, lee; si escritor, escribe. Pero si durante treinta días no lees, sino que haces otra cosa, te darás cuenta de lo que pasa». Casualmente, me propongo escribir y leer. Así que supongo que lo que tengo que hacer es escribir y leer, pero habitualmente. Algo muy común en la comunidad lectora es proponerse leer una cierta cantidad de libros a lo largo del año. Hace algunos años vi cómo en la red social Goodreads algunas personas, cerca del 31 de diciembre, añadieron un montón de libros a su lista de libros leídos. Si esas personas fueron sinceras y leyeron muchísimo en diciembre, no fueron constantes durante el año y tuvieron que dedicar muchísimo tiempo en los últimos días del año para cumplir su propósito. Bueno, yo no me propongo leer una cantidad específica de libros. El reto que me autoimpuse, por así decirlo, en Goodreads es más bajo que en años pasados. Mi verdadero propósito al respecto es algo que últimamente se me dificultó: leer y escribir todos los días, aunque sea un poco. No quiero tener que terminar un montón de libros en el año a fuerza. Si durante este año leo sólo una página al día y al final del año resulta que sólo leí el equivalente a un libro de 365 páginas, me doy por bien servido. Lo importante para mí es intentar leer un poco cada día, cada hoy, no importa si pude leer ayer o si podré leer mañana.
Creo que ese es el sentido de lo que dice Séneca, que hay que aprender de los errores del pasado, de las adversidades pasadas que ya no me afectan, pero dejar esos errores o esas adversidades ahí, en el pasado, y sólo tomar el aprendizaje. Y respecto al futuro, aún no llega, todavía no me afecta, así que sólo podemos hacer lo que en este momento nos acerque al futuro que deseamos y evitar en la medida de lo posible lo que nos aleje de él. Y eso es lo que me propongo. No dejar mis lecturas ni mis escrituras para después, sino ocuparme de ellas cada día si nada me lo impide, y no preocuparme si no alcanzo un objetivo de libros leídos o de palabras escritas en determinado tiempo. Y lo mismo con otros propósitos. Creo que la vida es un camino que lleva a alguna parte, y como no puedo teletransportarme a ese lugar al que quiero llegar, debo recorrer el camino paso a paso. No tiene mucho sentido voltear hacia atrás y sufrir por los malos pasos o tropiezos que llevoo hasta el momento. Tampoco lo tiene querer llegar cuanto antes a la meta. Supongo que lo que sí tiene sentido es ir disfrutando el camino, enfocándome en ser la persona que quiero ser a cada paso, aprovechando los lugares donde se puede descansar y la compañía que a veces se encuentra, sin dejar de tener en mente esa meta que no es otra que la plenitud. El camino no es fácil, pero tampoco es imposible. Y sé que recorrerlo valdrá la pena.
Regla No. 39
No te arrepientas de la persona que has sido, ni fantasees con llegar a ser alguien que aún no eres. Intenta ser desde hoy la persona que quieres ser.